Tengo que admitir que sentarme a escribir estas cuatro lineas sobre lo nuevo de Hidrogenesse -tras reseñar sus anteriores trabajos para La Fonoteca- me resulta casi igual de fascinante que comprobar el esplendoroso resultado de la criatura inspirada en el matemático Alan Turing.
Glen Johnson, de Piano Magic, dijo un día refiriéndose a Kraftwerk que estos eran un "lugar donde las máquinas se empañan de emoción". Pues amigos, no hay duda que Hidrogenesse y su dígito binario dudoso ("Un dígito binario dudoso. Recital para Alan Turing" - Austrohúngaro, 2012), se han decidido definitivamente a echar raices en ese paraíso emocional de lo análogico ocupando un lugar privilegiado.
Con el esperado recital, Carlos y Genís dan una nueva lección de madurez en su sonido, invitándonos a juguetear y a balancearnos en un universo pasado de sutilezas sintéticas y romanticismo que se estira hasta el infinito. Cada vez más grandes.
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