"El northern, entonces y ahora, era inglamourizable. Anti-artie al 100%. Un culto working class radicalmente no-pomposo, no-pretencioso, que se basa exclusivamente en la devoción completa hacia el soul raro de la América negra y el baile. Nada más importa, y no se busca nada más que la comunión a través de ese ritmo Motown hermoso de artistas olvidados en catacumbas. El northern se basa también en la independencia y la inclusividad: todo el mundo es bienvenido, vista como vista; sólo se exige amor al soul y respeto en la pista de baile. La oscuridad, el hecho de que nunca aparezca en semanarios cursis, es más una consecuencia lógica de su ética y fuentes musicales que una meta a conseguir. El soul se convierte en una escena casi secreta por inacción; ni modernos ni fashionistas pueden pasar más de cinco minutos entre las paredes de sus clubs, porque el northern usa referentes pasionales que poseurs y advenedizos no pueden comprender; porque por muchas referencias en letras y chapitas que se lleven, raramente hay crossover social del northern con otras escenas basadas en el pop blanco. Es demasiado... extraño. Extraño de veras, no de peinaditos ni boutades"
(Texto: Kiko Amat)
(Texto: Kiko Amat)
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